En México hay un pacto no escrito para no tocar, ni con el pétalo de una rosa, a las esposas de los corruptos, sean delincuentes, políticos, funcionarios o valga la redundancia.
Así vemos paseándose a Emma Coronel, esposa de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ostentando riqueza, exhibiendo su dinero, gozando de su fortuna malhabida, fortuna obtenida a cambio del reguero de sangre que deja el narcotráfico en México.
La señora Coronel, luce su lujoso tren de vida ante la atenta mirada de las autoridades mexicanas y estadounidenses. Visita a su marido en cualquiera de las prisiones, ofrece declaraciones a los medios de comunicación, protesta, exige su liberación, el respeto a sus derechos humanos.
Todos sabemos que Emma Coronel es hija del narcotraficante Inés Coronel Barreras y que su hermano trabajaba como piloto para “El Chapo”. Pero eso al Gobierno no le importa, ni tampoco le importan los otras cinco mujeres de “El Chapo” con las que tuvo 19 hijos.
Esas seis mujeres son también consumidoras del dinero malhabido de “El Chapo” y siguen siéndolo; pero insisto, al Gobierno, a la PGR, al Departamento de Estado, a la CIA, no le interesan.
Igualmente sucede con las mujeres, esposas o amantes de políticos y funcionarios corruptos. Son cómplices. Pero en México las mujeres de los corruptos y delincuentes son también sagradas. Las mujeres igualmente corruptas y delincuentes no se tocan.
Ellas representan los pactos de impunidad a cambio de las “detenciones” o mejor dicho, entregas de los corruptos y criminales. “No tocamos a tu mujer y tus hijos”, pero tú te entregas sin hacer problemas. “Te dejamos tus cuentas intactas”, pero tú participas en el show mediático de la supuesta aprehensión cuando a nosotros nos convenga.
Sólo de esa forma podemos entender que el Gobierno tenga detenido a Javier Duarte en Guatemala y haya permitido que su esposa y cómplice importantísima en la trama de corrupción, se haya ido a vivir tranquilamente a Londres.
¿Por qué Karime Macías no tiene una orden de búsqueda y captura? Uno de los cerebros de la red de corrupción, el contador José Juan Janeiro, encargado de realizar pagos de compra-venta de inmuebles ha declarado en España que la esposa de Javier Duarte utilizaba el dinero mal habido para beneficio personal.
Esta grave acusación ya fue entregada por la PGR al Gobierno de Guatemala para detener a Duarte, pero, paradójicamente, para precisar que las autoridades del vecino país no tocaran a la esposa del ex Gobernador de Veracruz.
Fue Karime Macías cerebro de la red de corrupción de Javier Duarte. Entonces, ¿por qué sigue libre? ¿Por qué el Gobierno de Peña Nieto no la detuvo? ¿Por qué le permitió un exilio de lujo?
Es público y notorio que Karime fue siempre una parte activa en el Gobierno de su esposo. Ella era la que daba órdenes importantes a los operadores de Duarte.
¿Acaso las autoridades no saben que fue Karime quien estructuró la red de corrupción integrada por más de 34 personas de toda confianza, entre ellas, sus padres, primos, hermana y cuñado. Todos ellos fueron cómplices del robo de más de 35 mil millones de pesos.
Los nombres de los cómplices de Javier Duarte no se nos deben olvidar. Antonio Macías Yazegey, es padre de Karime y cómplice también, al igual que su madre, María Virginia Yazmín Jubila Letayf.
De hecho, viajó a Londres con su hermana igualmente cómplice, Mónica Ghihan Macías Tubilla y su esposo Armando Rodríguez Ayache, cuñado de Karime y partícipe del reparto del botín. Pues bien, todos ellos están ahora gozando, disfrutando de su estancia en Londres, junto a los tres hijos del ex Gobernador de Veracruz.
De acuerdo con lo publicado por el diario Reforma, Karime gastó tan sólo el primer año de Gobierno de Duarte alrededor de 8 millones de pesos en ropa, joyas, artículos y hoteles de lujo. Para ello utilizó su tarjeta American Express, cuyo titular es Moisés Mansur, el mayor prestanombres de la pareja Duarte-Macías.
El gasto mensual de la mayor cómplice de Duarte, ascendía a 675 mil pesos. Una cifra que superaba, desde luego, lo que ganaba su esposo (74 mil 978 pesos al mes) Javier Duarte y su esposa aseguraban en declaraciones públicas que vivían de su sueldo.
Pero si la complicidad de Karime Macías no está clara para la PGR o la CIA. ¿Por qué no investigan los desfalcos en el DIF de Veracruz cometidos por la esposa de Duarte? Millones de pesos destinados a la atención de los grupos vulnerables, fueron saqueados por la ex Primera Dama.
¿Qué más pruebas quiere la PGR para procesar penalmente a Karime Macías? Allí tienen sus libretas. “Sí merezco abundancia”, era su mantra personal. Tanto lo escribió que se convenció de acumular lo más posible. Allí esta la bodega donde fueron encontrados cientos, miles de artículos que debieron ser entregados a las clases más desfavorecidas de Veracruz, pero que ella guardó para acumular e incrementar su riqueza.
“Me queda muy claro que el político es mi esposo. Bendito Dios que así sea”, dijo Karime en una entrevista. Pareciera que las esposas de los políticos corruptos se lavan las manos fácilmente de las fechorías que cometen ambos.
¿Recuerdan aquello de “yo no soy funcionaria pública”. Esa frase quedará para la historia de la impunidad del gobierno de Peña Nieto. Y fue dicha por su esposa, Angélica Rivera, igualmente parte importante, en los escándalos de corrupción que persiguen al Presidente.
Sería bueno que la PGR empezará a escribir la lista de las esposas-cómplices de los políticos y funcionarios corruptos, empezando por Angélica Rivera, siguiendo por Karime Macías y todas las demás esposas de los ex gobernadores y gobernadores corruptos de todos los partidos. Ellas y su ambición, las colocan en la primera línea del supuesto combate a la corrupción, rubro por el que el gobierno eroga anualmente más de 9 billones de pesos.
Mientras en México no investiguen, juzguen y condenen a las esposas, nada cambiará. Mientras solo “detengan” a los corruptos y no devuelvan el dinero que se robaron, nada cambiará. Karine Macías es el paradigma de las esposas corruptas.
En las esposas corruptas, insaciables e impunes, ellas que azuzaron la ambición de sus maridos, recae el conflicto entre feminidad y masculinidad como en el personaje de Shakespeare, Lady Macbeth, quien reprime sus instintos de compasión y renuncia a su condición de mujer, en favor de la ambición, la dureza, la avaricia y la conquista del poder.
Ellas y ellos, deben estar en la cárcel. Igualdad. O todos coludos o todos rabones.
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