jueves, 8 de marzo de 2018

Gamboa Patrón, un priista al que hay que odiar

Capítulo 3 del libro "10 priistas a los que hay que odiar" de Luis Aldana publicado en 2014.

3. EL CORRECAMINOS

Entre los protagonistas de la novela Nacif-Cacho-Marín había uno más, el Senador Emilio Gamboa Patrón, que con todas sus influencias salió bien librado de éste, tal vez, el peor escandolo de su vida política. Él es el tercer priísta al que hay que odiar, y a quien dedicamos este capítulo.

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El día 12 de septiembre de 2006, varios periódicos mexicanos, revelaron una conversación de Gamboa con el empresario textil Kamel Nacif Borge, quien está relacionado con Jean Succar Kuri (quien se encuentra en la cárcel por cargos de pederastia, pornografía infantil y seducción de menores). En la conversación Kamel Nacif Borge insta a Gamboa de detener iniciativas respecto a casinos en el Senado de la República. Gamboa ha aceptado conocer al empresario, pero negó que hubiera tráfico de influencias.

Gamboa Patrón es autor de la frase: Pues entonces va pa’trás papá

De acuerdo con el escritor Carlos Monsiváis la conversación se desarrolla en “cabroñol” o una variación del lenguaje español, donde se emplean sólo palabras altisonantes.

La transcripción estenográfica de la nota fue publicada por el periódico El Universal el 12 de septiembre de 2006.

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Incombustible, Emilio Gamboa Patrón fue designado por aclamación como nuevo dirigente de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), del PRI, el llamado “sector popular”. Gamboa Patrón va en pos de la dirigencia nacional del mismo partido, según distintas versiones internas del Revolucionario Institucional.

¿Quién es éste personaje que desde el sexenio de Miguel de la Madrid hasta ahora ha ocupado puestos claves y ha demostrado ser el gran broker de la política? A continuación. Compartimos con ustedes fragmentos del perfil que publicó Jenaro Villamil en el libro “Los Intocables”, coordinado por Jorge Zepeda.

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Emilio Gamboa Patrón siempre saluda agitadamente, reparte sonrisas aún a sus más incómodos críticos, contesta decenas de llamadas a su celular, al tiempo que está pendiente de las conversaciones circundantes. No pierde el detalle ni la compostura, aunque siempre ande con prisa. Es un Correcaminos de la política. Hábil para olfatear algún asunto que necesite de sus artes como “operador político”, veloz para ofrecer sus servicios de intermediación. Eficaz y discreto, según sus seguidores.

Sin embargo, aquella mañana del 12 de septiembre de 2006 el buen semblante le cambió, la indiscreción estalló y la prisa lo alcanzó. Recién nombrado coordinador de los diputados del PRI para la legislatura que culminaba en el 2009 y presidente de la Junta de Coordinación Política de San Lázaro, Gamboa Patrón enfrentaba un nuevo escándalo mediático que lo vinculaba con uno de los empresarios corruptores cuyo rastro llegaba hasta la red de pederastas de Jean Succar Kuri en Quintana Roo.

Durante esa mañana, el noticiario radiofónico Hoy por Hoy, conducido por Carmen Aristegui, y el periódico La Jornada difundieron esta conversación:

-Papito, ¿dónde andas cabrón? –saluda Emilio Gamboa Patrón.

-Pues aquí estoy en este pinche pueblo de los demonios, papá –le responde con voz ronca Kamel Nacif.

-Pero ¿dónde andas mi rey? Porque habla uno todo el día bien de ti, pero te pierdes hijo de la chingada.

-Pues ando chingándole, no queda otra… ¿Y cómo estás tú, senador?

-Uy, a toda madre, aquí echando una comida con unos senadores, que si te cuento te…(inaudible) cabrón.

-¿De dónde?

-Vamos a sacar la reforma del hipódromo, cabrón, ya no del juego… del hipódromo.

-¿Para qué?

-Para hacer juego ahí, cabrón.

-¿Cómo?… Bueno…

-¿Cómo lo ves?

-No, no la chingues.

-Entonces, lo que tú digas, cabrón, lo que tú digas, por ahí vamos, cabrón.

-No, dale pa’ tras, papá.

-Pues, entonces va pa’ tras, esa chingadera no pasa en el Senado, eh.

-¡A huevo!

-Ok.

-Pues a huevo!

-Te mando mi cariño.

-¿Cuándo nos vemos? –pregunta inquieto Nacif.

-Cuando quieras mi Kamelito.

-Pues cuando tú digas…

-Regresando, yo me voy a Washington a ver a unos cabrones, pero regresando te veo… Regresando yo te llamo… créeme que yo te llamo… ya no me llames… yo te llamo amigo.

-Orale senador.

-Un abrazo.

-Estáte bien, bye.

La grabación se interrumpe. En otra llamada, se escucha a Kamel Nacif hablar con su hija.

-¿Qué pasó, mi amor?

-Nada papi, qué haces…

-Estaba hablando con el Gamboa y con otro senador.

-Ah, y ahora, ¿qué traes problemas?

-No. Me buscan todos para ver de a cómo le caigo.

-(Risas) Ah, bueno.

En el momento de la difusión de esta conversación telefónica, Emilio Gamboa Patrón había conseguido por quinto sexenio consecutivo mantenerse en un lugar privilegiado, a pesar de la derrota del PRI, su partido, por segundo sexenio consecutivo en la presidencia de la República (2000 y 2006).

El político logró el anhelado fuero legislativo, esa otra fórmula de la impunidad al estilo mexicano que se ha convertido en una regla no escrita en la clase política, aún con la alternancia entre el PRI y el PAN y las promesas incumplidas de la rendición de cuentas.

No era la primera vez que Gamboa Patrón estaba en el centro de una tormenta política. El Pemexgate, sus vínculos y favores a Televisa, su conflictiva relación con el clan de los Salinas fueron tan sólo algunos de los asuntos polémicos que lo han perseguido en casi treinta años de carrera política.

Tampoco era la primera ocasión que su voz aparecía grabada en una conversación telefónica para intercambiar favores políticos por beneficios económicos. Sin embargo, sí fue la primera vez que tuvo que admitir ante una nube de reporteros que esperaban su reacción la veracidad de la conversación con Kamel Nacif.

“No me avergüenza; es una canallada, una acción concertada; no voy a renunciar (a la coordinación de los diputados priístas)”, afirmó en aquella tumultuosa rueda de prensa en la que a duras penas podía sostener su congelada sonrisa.

Gamboa Patrón reconoció que conocía, de varias décadas atrás, a Kamel Nacif, el “rey de la mezclilla” y soltó una frase enigmática: “existen, por lo menos tres grabaciones más” que lo vinculaban al empresario textilero radicado en Puebla, protegido y financiador de las campañas de varios candidatos priístas, incluyendo al góber precioso, Mario Marín.

Casi dos años después, el 9 de julio de 2008, Gamboa Patrón insistió que él era víctima del espionaje telefónico, pero en el caso de la llamada con Nacif, realizó una “investigación personal” y resultó que “lo de Kamel fue parte de una mala relación personal con su esposa que lo grabó”. Sintomáticamente, el jefe de la bancada priísta no negaba el fondo de la conversación con el “rey de la mezclilla”: el presunto tráfico de influencias.

El método para desviar el fondo del asunto fue sencillo: Gamboa se colocó como víctima; criticó el espionaje telefónico; y evitó referirse al caso de la red de pederastas en la que ha sido involucrado él, junto con Kamel Nacif y Miguel Angel Yunes, el eterno candidato a la gubernatura de Veracruz.

Gamboa Patrón comprobó que el feneciente sexenio foxista no estaba dispuesto a llamarlo a cuentas. La exoneración oficial se produjo al día siguiente de la difusión de su conversación con Kamel Nacif. El procurador general de la República, Daniel Cabeza de Vaca, afirmó que no existía ningún indico que involucrara a Gamboa Patrón con hechos de pederastia.

La agencia oficial de noticias Notimex, difundió la condena de Cabeza de Vaca a la intercepción de llamadas. El abogado de la nación evitó mencionar algo sobre el claro intercambio de favores y de presiones que traslucía en la conversación entre un senador y un empresario con fama pública de corruptor.

“Nosotros reprobamos esos hechos (la intercepción de llamadas), creo que se debe respetar la privacidad de las personas. Esperaremos si los interesados quieren presentar alguna denuncia para proceder a investigar”, afirmó el último procurador de la era foxista.

Gamboa Patrón también negó que hubiera existido algún intento de reformar la Ley Federal de Juegos y Sorteos durante los seis años que estuvo en el Senado (2000-2006). Mucho menos, que se buscara beneficiar a empresarios como Kamel Nacif.

Sin embargo, los registros de la Cámara alta señalan que, efectivamente, a mediados de 2003 se presentó una iniciativa de reformas a dicha ley para permitir que empresas extranjeras pudieran manejar el juego en los hipódromos y casas de apuestas.

Un año después la Secretaría de Gobernación, con Santiago Creel al frente, modificó el reglamento de la ley y en mayo de 2005 detonó el escándalo de la entrega discrecional de 130 permisos para bingos y yaks a una empresa filial de Televisa, Apuestas Internacionales, y a cinco grupos más.

El escándalo del dale pa’ tras papá aminoró, pero para todos los observadores políticos resultaba un hecho que Gamboa Patrón estaba nuevamente “tocado” por su propia y compleja trayectoria. El gran “operador político” priísta estaba desnudo ante la opinión pública. Ya no contaba con aquel caparazón de protección de la censura velada que le permitió a lo largo de su trayectoria en 8 cargos de primer nivel –desde secretario privado de la presidencia de la República, titular de Comunicaciones y Transportes, hasta subsecretario de Gobernación- evadir una respuesta pública a las constantes menciones de su nombre en operaciones de dudosa legalidad.

Consultado por Villamil, Porfirio Muñoz Ledo afirmó en aquella ocasión que el diálogo entre Kamel y Gamboa Patrón respondía a “una subcultura del narco, del cachondeo que revela la promiscuidad de intereses”.

“Lo que pasa con Gamboa Patrón es extremadamente grave”, insistió el ex embajador de México ante la Unión Europea y ex presidente nacional del PRI y del PRD. Muñoz Ledo advirtió el siguiente escenario:

“El riesgo es que se instituya la corrupción como método en el Congreso. Gamboa representa el fin del sistema de partido hegemónico que será sustituido por el sistema de dinero hegemónico. Ya lo vimos con la Ley Televisa”.

El diálogo telefónico confirmaba el reinado del “cabroñol”, término acuñado por el escritor Carlos Monsiváis, como síntesis del español y de la “carbonería”. Agudo observador del lenguaje de los poderosos, Monsiváis advirtió desde la difusión de las llamadas entre Kamel Nacif y Mario Marín la incorporación al argot político de las fórmulas de confianza e impunidad que denotaban la certeza de ser “intocables” e impunes.

El Demonio en el Edén.

Antes de la aparición del libro Los Demonios del Edén, escrito por la periodista Lydia Cacho, Gamboa Patrón negó sin mucho aspaviento los vínculos con la red de pederastas en Quintana Roo, encabezada por Jean Succar Kuri.

El 6 de enero de 2004, la reportera Patricia Vázquez Pérez publicó en el efímero periódico capitalino El Independiente que “fuentes oficiales de la Procuraduría de Justicia del Estado de Quintana Roo afirman que el senador Emilio Gamboa Patrón y el diputado Miguel Angel Yunes Linares y el empresario Kamel Nacif figuran en la lista de los asistentes a las fiestas del presunto pederasta de origen libanés, Jean Hanna Succar Kuri”.

“Presuntamente llegaba a Cancún a bordo de una aeronave privada para incorporarse a las fiestas en las que niñas de 14 años eran el atractivo principal”, agregaba la nota periodística.

Al día siguiente, el 7 de enero de 2004, El Independiente publicó un desmentido “categórico” de Gamboa Patrón a lo publicado: “No conozco al señor Jean Hanna Succar Kuri” y “nunca asistí a la fiesta que hace mención la nota”.

Un año después, en 2005, los nombres de Emilo Gamboa Patrón, de Miguel Angel Yunes Linares y de Kamel Nacif volvieron a entrelazarse en el libro Los Demonios del Edén, la investigación más completa publicada hasta ese momento sobre una red de pederastia y de pornografía infantil, con asiento en Cancún, Quintana Roo, y con extensas ramificaciones políticas.

La vida de su autora, Lydia Cacho se transformó desde ese momento. No así la de los principales implicados, salvo Jean Succar Kuri, que estuvo prófugo del país y actualmente preso en el penal de La Palma, en Almoloya.

Cacho fue detenida ilegalmente en Quintana Roo, torturada en su trayecto a Puebla y hostigada por el gobernador priísta de esa entidad, Mario Marín, el góber precioso, cuya voz apareció en otra grabación filtrada a los medios de comunicación con Kamel Nacif.

La primera mención a Gamboa Patrón en el libro de Cacho aparece en la página 32, como presunto protector político de Succar Kuri. La referencia es más extensa en la reproducción del testimonio de la joven Emma, una de las víctimas de la red de pederastia:

“Yo estuve con el señor Miguel Angel Yunes y con el señor Emilio Gamboa Patrón en una comida. Johny me llevó con él al Distrito Federal, a un restaurante muy elegante de la avenida Insurgentes, donde fueron llegando varios señores. Me saludaron con mucha amabilidad”. (Los Demonios del Edén, Ed. Grijalbo, p. 46, 2ª. Edición).

El libro documenta los vínculos de negocios y protección existentes entre Gamboa Patrón y Alejandro Góngora Vera, ex director general de Fonatur y ex regidor de Cancún, protector y miembro de la red de Succar Kuri. En el capítulo 8, “¿Políticos y Explotación Sexual?”, Cacho va describiendo así los vínculos entre ambos personajes:

“Entre los cargos públicos que ocupó Alejandro Góngora Vera figuran la delegación de Migración y del Seguro Social en Cancún, la dirección general de Fonatur en la misma ciudad y en fechas recientes (2001) el del primer regidor en el cabildo municipal.

“Durante aquella entrevista en el programa radiofónico Desde el Café, Góngora declaró que conoció a Succar cuando intentaba vender unos locales comerciales en el aeropuerto de Cancún, propiedad suya y del entonces senador priísta Emilio Gamboa Patrón…

“Según él, el contacto inicial entre Succar y él ocurrió hace cerca de diez años y cultivaron una amistad que se consolidó a lo largo de una década, al grado que se convirtieron en compadres” (Op. Cit., p. 69).

Desatado el escándalo mediático en torno a Succar Kuri, quien se mantuvo en la prisión de Chandler, Arizona, tras su salida del país en 2004, la investigación en torno a Alejandro Góngora Vera aportó varias pistas sobre una colusión de intereses más compleja con Gamboa Patrón.

Cacho relató que la PGR se centró en la investigación de tres terrenos que ligaban a Góngora Vera con los demás personajes mencionados en las denuncias de las menores.

“Cuando Emilio Gamboa Patrón fue director de Fonatur negoció con Lorenzo Zambrano, dueño de Cemex, una renta multimillonaria del predio que aún ocupa el parque acuático Wet’n Wild en Cancún… Aunque en 2001 el libanés Kamel Nacif ofreció comprar el predio de Wet’n Wild, no tuvo éxito.

“El segundo predio que se investiga está en la segunda sección de la zona hotelera, lugar donde se ubica el restaurante La Destilería, perteneciente a dos socios, Mario Gamboa Patrón y Alejandro Góngora Vera. El primer es hermano del senador Emilio Gamboa Patrón.

“El tercer predio relacionado es el que ocupa el hotel Dunas, construcción que se convirtió en un fraude hotelero cometido por el hasta hoy prófugo de la justicia, el español José Aldavero. Hoy se indica que fue vendido a Lorenzo Zambrano por Gamboa Patrón (bajo una licitación plagada de extrañezas). Pero el primero que tuvo el poder sobre ese predio era el dominicano Víctor Cabral Amieva, vendedor estrella de Fonatur, y quien se hiciera famoso en México cuando se divulgó que le consiguió a Carlos Cabal Peniche un pasaporte falso de la República Dominicana, con el que el banquero pudo huir a Australia. Víctor Cabral era asiduo a las fiestas de Jean Succar Kuri cuando éste apenas había comprado un par de departamentos en Solymar”. (Op. Cit., pp. 153-154).

El fraude en el hotel Dunas generó un quebranto por 18 millones de dólares, según el propio Alejandro Góngora Vera, ya que Fonatur tuvo que ceder el terreno, cubrir los gastos del juicio, los avalúos y demás procedimientos que se realizaron para resolver el litigio. Gamboa Patrón, como director de Fonatur, nunca rindió cuentas respecto a este caso.

“Un dato para el asombro –anota Lydia Cacho-: la directora de ventas de Fonatur en los tiempos de Gamboa Patrón era Guadalupe Rachí de Nacif, cuñada de Kamel” (Op. Cit., p. 155).

Los vínculos entre el “rey de la mezclilla” y el rey de los operadores políticos iban más allá de llamadas telefónicas interceptadas por la esposa de Kamel. Gamboa Patrón ha negado insistentemente cualquier tipo de negocios con uno de los empresarios que ha aportado fuertes cantidades de dinero a las campañas de varios gobernadores del PRI, a cambio de prebendas, permisos, terrenos, negocios de dudosa legalidad.

Vivir en el Presupuesto.

El vínculo de Gamboa Patrón con la red de pederastas es tan sólo una de las muchas pistas oscuras que este político de origen yucateco ha dejado a lo largo de su carrera transexenal.

La fortuna ha favorecido en su ascenso burocrático a este político nacido el 23 de agosto de 1950 en la Ciudad de México. Egresado de la Universidad Iberoamericana como licenciado en Relaciones Industriales, Gamboa se enroló en 1972, a los 22 años en el PRI y su objetivo fue uno sólo: el ascenso a la élite gobernante. Lo logró con creces.

Apoyado por su amigo Genaro Borrego, de la misma generación de la Iberoamericana, Gamboa Patrón fue secretario auxiliar de Ricardo García Sáinz, efímero secretario de Programación y Presupuesto en el sexenio de José López Portillo (1978); se distanció del ex director del Seguro Social para enrolarse a la corriente tecnocrática de Miguel de la Madrid, quien lo nombró su secretario particular (1979) y logró encumbrarse junto con la llamada “Familia Feliz” en la presidencia de la República (1982-1988), siempre como hábil secretario y dueño del picaporte de Los Pinos.

Desde esa posición, Gamboa Patrón fue el artífice del ascenso al poder del grupo conocido como Los Toficos, la camarilla a la cual pertenecía Carlos Salinas de Gortari, secretario de Programación y Presupuesto en el delamadridismo.

Gamboa jugó un factor clave, reconocido por el propio Salinas, en el proceso para la nominación del sucesor del jefe de ambos, Miguel de la Madrid. A lo largo del sexenio de la “renovación moral”, Gamboa Patrón utilizó su influencia para eliminar del camino a posibles competidores de Salinas de Gortari, como el joven ex gobernador mexiquense Alfredo del Mazo, al ex secretario de Hacienda, Jesús Silva Herzog, y a Manuel Bartlett, el secretario de Gobernación.

En retribución a los favores ejercidos, durante el sexenio salinista, Gamboa Patrón ocupó las tres posiciones que había negociado con su aliado: director del Infonavit (1988-1990), director del Instituto Mexicano del Seguro Social (1990-1993) y secretario de Comunicaciones y Transportes (1993-1994).

Su capacidad para ser funcionario plurinominal fue de la mano con su habilidad para estar siempre presente en las principales intrigas palaciegas y en los procesos de sucesión presidencial. Gamboa Patrón apoyó la candidatura de Luis Donaldo Colosio (1994), pero tras el crimen político del sonorense no tuvo mayor problema para enrolarse en el equipo de Ernesto Zedillo. Su audaz cambio de estafeta motivó que Salinas de Gortari lo considerara un “traidor”.

En el zedillismo, Gamboa Patrón comprobó que no viviría fuera del presupuesto: fue director de la Lotería Nacional (1994-1995), director de Fonatur (1996-1998), subsecretario de Comunicación de la Secretaría de Gobernación (1998-2000) y por tercer sexenio consecutivo le apostó a ser el consejero más importante del candidato presidencial del PRI: Francisco Labastida Ochoa (2000). Coordinó su campaña presidencial, marginando a la dirigencia del partido, encabezada entonces por su contemporánea y paisana, Dulce María Sauri, ex gobernadora de Yucatán.

La derrota del PRI en las elecciones presidenciales no descobijó a Gamboa Patrón, a diferencia de muchos otros priístas. Durante seis años estuvo en el Senado de la República, como el vicecoordinador y operador de la frustrada candidatura presidencial priísta de Enrique Jackson. Gracias a su apoyo a la Ley Televisa y a su inocultable favoritismo con los concesionarios de radio y televisión, Gamboa Patrón logró colarse en la campaña de Roberto Madrazo (2006), garantizando su permanencia como candidato a diputado plurinominal por Yucatán.

Con el calderonismo, Gamboa Patrón comparte con su viejo amigo y compadre, Manlio Fabio Beltrones, la coordinación de las bancadas priístas en el Congreso y el papel de oposición “socialmente útil” al proyecto económico del PAN.

Sin ser economista, ni abogado ni tener grandes dotes intelectuales, Gamboa Patrón ha logrado convertirse en pieza clave de las camarillas que transformaron el modelo económico mexicano, al tiempo que mantuvieron las reglas no escritas de la impunidad como manto protector de lo que aún denominan como “El Sistema”.

Transexenal su trayectoria, metapartidista su poder, Gamboa Patrón ha logrado la hazaña de casi tres décadas de permanencia ininterrumpida haciendo suya la máxima de Carlos Hank González, el político al que él ha afirmado que más admira: “político pobre es un pobre político”.

Y la ostentación de recursos públicos y de contratos polémicos han sido las constantes en los diversos cargos que ha desempeñado. Por supuesto, el dinero que le sirve para operar tan hábilmente siempre proviene del erario y no de su fortuna personal.

En la entrevista con el blog Galería de Triunfadores, en octubre de 2007, Gamboa Patrón definió así sus cualidades:

“Soy una persona de resultados. Así me considero. Estoy desde 1981 en los primeros niveles de la política de mi país. En política se hacen adversarios, no digo enemigos, yo no los tengo, no los considero… Lo más importante en política es ser eficaz y eficiente con un instrumento fundamental: la lealtad a mis jefes, a mi partido y a mis principios”.

Esa lealtad ha sido puesta en duda no pocas veces. Su ex jefe y aliado, Carlos Salinas de Gortari, lo acusó de “traidor” en el capítulo doce de sus memorias México, un Paso Difícil Hacia la Modernidad. En una nota al pie de página, el ex presidente le pasa la factura a Gamboa por su alianza con Ernesto Zedillo:

“Quienes traicionan a un amigo, no merecen otras palabras que las expresadas por el ex presidente de España, Felipe González, a propósito de la traición que él mismo padeció: ‘la pasión por subirse sobre el que ha caído para parecer más alto está muy extendida. Los que se suben suelen ser los que limpiaban con la lengua los zapatos del caído’. El País, noviembre 24, 1999. Ese sería el caso de la traición que padecieron, entre otros, Jaime Serra y José Córdoba, dos amigos íntimos de Zedillo. En mi caso, algunos amigos no se comportaron correctamente, entre otros, Manuel Camacho y Emilio Gamboa”. (México, un Paso Difícil Hacia la Modernidad, Ed. Plaza y Janés, p. 1266).

Catorce años después del distanciamiento público y ocho después de que Salinas publicara su voluminoso libro, Gamboa Patrón y el ex presidente se encontraron públicamente el 28 de junio de 2008 en la boda de la hija de Manlio Fabio Beltrones, el coordinador de los senadores del PRI, aspirante a la presidencia de la República, y amigo de ambos.

Crónicas periodísticas como las de Joaquín López Dóriga, publicada en Milenio Diario el 3 de julio, refieren que Gamboa y Salinas estuvieron juntos hasta el amanecer y se dejaron en la Fuente de Petróleos, quizá alguna metáfora no explícita de que la reconciliación más bien es una alianza forzada por la reforma energética del calderonismo.

En la página 880 de su primer libro autojustificatorio, Salinas de Gortari revela otro elemento de su presunto distanciamiento con Gamboa Patrón. En medio del luto por el asesinato de Luis Donaldo Colosio, el ex presidente Luis Echeverría Alvarez, la antítesis del salinismo al interior de las camarillas priístas, se presentó en el salón Morelos de Los Pinos. Así rememora Salinas el encuentro con Echeverría:

“Me expresó su pena. Sin esperar más, me propuso que el relevo de Colosio fuera, según sus palabras, ‘alguien que no hubiera tenido que ver nada’. Se manifestó a favor de mi colaborador Emilio Gamboa, secretario de Comunicaciones y Transportes. Me sorprendió mucho su propuesta, en medio del luto”. (Op cit, p. 880).

-¿Usted cree, como Hank González, que ‘un político pobre es un pobre político’? –le preguntó José Martínez Bolio en el blog Galería de Triunfadores.

Magnánimo y sencillo, Gamboa Patrón respondió:

“La política me ha dado la posibilidad de vivir bien, pero nunca en los 35 años de funcionario público he hecho un negocio, ni tengo socios, pero se me acredita que era dueño de Televisa, de TV Azteca y de Mutivisión, también que el Word Trade Center, el edificio, era mío. Ojalá yo tuviera una oficinita y ojalá tuviera el cero punto por ciento de las empresas donde se me ha mencionado”.

Habilidoso, Gamboa Patrón evade hablar sobre la principal acusación que acompaña su carrera política: el constante intercambio de favores y posiciones, hechas en la opacidad. No se le acusa de ser propietario sino de ser el intermediario del dinero y el poder político. El broker transexenal.

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En el siguiente link encontrarán el vídeo con la conversación entre Kamel Nacif y Emilio Gamboa: http://youtu.be/8VAq-u9SLEI

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Emilio Gamboa recuerda que su amistad con los dueños de los medios de comunicación más importantes del país es de hace 30 años, cuando él, en su cargo de secretario particular de la Presidencia de la República, les abrió la puerta de la oficina de Miguel de la Madrid.

Gamboa Patrón es un hombre que se ha mantenido en cargos de la administración pública durante los últimos cuatro sexenios.

En esos 24 años ha ocupado ocho puestos clave, que lo mismo le permitieron tener voz en las sucesiones presidenciales, que crear paquetes de frecuencias para los medios de comunicación electrónicos.

Pero en sus palabras, es "un mito" que sea un hombre de poder.

"El que crean que marqué agenda en la secretaría particular (del presidente De la Madrid) es un mito, me han dicho que fui muy poderoso, pero creo que más bien fui muy leal al presidente, a quien por cierto la historia lo juzgará y lo juzgará para bien", argumentó.

Siempre priísta, conocido por su personalidad encantadora, siempre amable, caballeroso, bien vestido, bien peinado, siempre refinado.

Opera en silencio, la discreción es una de sus armas, es una de sus características más temidas.

Sus detractores lo consideran políticamente oscuro y hasta perverso.

"Nos damos cuenta del golpe, pero nunca vemos cuándo empuña la mano", dijo un priísta que compartió su escaño en los últimos seis años.

Los hilos por los cuales llegó a dirigir el Instituro Mexicano del Seguro Social (IMSS), la Lotería Nacional, el Fondo Nacional de Turismo, el Infonavit y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes no estuvieron, según Gamboa, sostenidos por nadie.

"Yo no tuve padrino, no lo tengo, mi dedicación es lo que me tiene aquí", sostuvo.

El yucateco nacido en el Distrito Federal reconoce que ha estado muy cerca de las cuatro últimas sucesiones del PRI en la Presidencia.

Tan cerca que quienes lo conocen de hace 30 años, aseguran que fue pieza clave en la elección de Carlos Salinas y en la de Luis Donaldo Colosio.

Y sí, Gamboa dedicó parte de su tiempo y esfuerzo a convencer a De la Madrid de que Salinas era el mejor prospecto, y lo reconoce.

"Era muy amigo de Carlos Salinas, simpatizaba con su inteligencia, con su capacidad de respuesta a los problemas. Lo vi actuar, era un hombre de trabajo, joven, muy dinámico, inteligente, bien preparado.

"Yo jugué el destino que mi partido definió en ese entonces, yo era muy, muy amigo del licenciado Salinas", dijo.

-Si le hubieran pedido un voto, ¿se lo hubiera dado a Carlos Salinas?

-Eso a lo mejor lo dijo Manuel Bartlett, que era el otro posible candidato, yo sólo puedo decir que jugué con verdad y de manera institucional a la decisión de mi partido.

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Licenciado en Relaciones Industriales por la Universidad Iberoamericana, tenía claro desde los 19 años que quería ser político, y el simple deseo le valió para meterse de auxiliar en las oficinas más importantes de la administración pública y a los 32 años estrenarse en la oficina adjunta del primer mandatario.

"La vida fue y ha sido generosa conmigo, cuando el presidente De la Madrid me nombra yo no tenía mucha familiaridad ni con él y lo que hizo que me ganara una oportunidad fue mi trabajo; fui una persona dedicada de tiempo completo.

"Tenía como 30 años y recuerdo muy bien que cuando ganó De la Madrid, un queridísimo amigo mío que era don Enrique Olivares Santana, secretario de Gobernación, me dijo que cambiara de puesto, que ser secretario particular iba a ser mucho muy difícil; lo mismo me dijo don Javier García Paniagua que en paz descanse, me dijo ´estás muy joven y la particular será muy desgastante, pide otra cosa y te vas a convertir en alguien muy importante´, y tomé la decisión de ganarme a pulso la secretaría particular", reveló.

Concluyó un sexenio e inició uno nuevo con claridad en lo que quería hacer y desde dónde.

Así que ocupó la dirección nacional del Infonavit y saltó a la titularidad del IMSS.

Los directivos del instituto lo inspiraron, las caras de los más pobres que eran capaces de besarle la mano a un funcionario en la inauguración de una pequeña clínica en su comunidad, lo motivaron.

Gamboa habla mucho de los pobres desde el piso 17 de la esquina de Reforma y Guerrero.

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-¿Cómo aprendió a hacer política?

-Tenía yo 19 años y me llamaba mucho la política, y en la coyuntura un amigo de mi padre me metió al IMSS a sacar copias, y me acuerdo que me asomaba por la ventana para ver que pasara Ricardo García Sáinz, que era el subdirector del IMSS, que era un personaje; y que pasara en su coche Carlos Gálvez Betancourt, director del instituto.

Cerró el salinato al frente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.

Como secretario de Estado, Gamboa conoció de las peticiones de los dueños de los medios de comunicación para abrir sus espectros y competir en los dos tipos de frecuencia.

Solicitud más que suficiente para que creara los llamados "combos" y regalara con ellos el poder a unos cuantos, como a las radiodifusoras ACIR y Radiorama, y a Televisa.

"Yo al frente de la secretaría estaba muy vinculado con Luis Donaldo (Colosio), desde la Secretaría de Desarrollo Social y recuerdo muy bien que la Cámara de la Industria de la Radio nos buscó para decirnos que se estaban quedando rezagados en materia de radio y televisión y que necesitábamos combos.

"Entonces pedí un trabajo serio a mi subsecretario de Comunicaciones y Desarrollo Tecnológico, Andrés Massieu, y así se dieron los combos, yo fui quien los di y creo que hice bien", argumentó.

Y a quienes critican su papel y su cercanía con el poder de los medios, les pide leer la historia y aprender de la trayectoria de Katherine Graham, quien fue dueña del The Washington Post; o de Silvio Berlusconi, dueño de dos canales de televisión y socio del periódico Il Giornale, quien compitió por la presidencia y perdió, o de Jesús Polanco, dueño de grupo Prisa, con acciones en México en W Radio y de periódicos de reconocimiento internacional como El País.

"Yo no encuentro alguien que quiera ser político sin ser amigo de los medios, pero no soy dueño de ningún medio, no tengo ninguna acción".

Y con toda su trayectoria, Gamboa va a su quinto sexenio con las manos llenas de poder, con una fuerza siempre heredada desde las esferas políticas, jamás obtenida en urnas.

Es un priísta que no ha salido a las calles a hacer campaña; que, según sus críticos, "nunca se ha ensuciado los zapatos".

Lejos de Yucatán, Gamboa Patrón sólo va a su estado el fin de semana para estar con su familia y ver a sus dos nietas.

"Los lunes a las nueve de la mañana yo ya estoy en un desayuno, en una reunión o en mi oficina del Senado", explicó.

-¿Tiene oficina de atención ciudadana? -como deben tenerla los legisladores.

-No, mi oficina es esta (la de la Torre del Caballito), yo vivo aquí, estoy todos los días, aquí despacho a la gente, a mis compañeros, no tengo otro lugar, no tengo otra oficina.

-¿Nunca ha pensado en competir en urnas?

-Sí, tuve la oportunidad hace 20 años cuando mi partido me dijo que de acuerdo con el perfil que tenía podía ser el candidato al gobierno de Yucatán, pero la propuesta se dio cuando ocupaba la oficina particular de De la Madrid, y decidí quedarme hasta el final del sexenio acompañando al presidente.

"Después se me presentó una carrera en la administración pública; he estado en muchas dependencias", explica.

"En esta nueva etapa del PRI, Gamboa celebra que uno de sus mejores amigos, que es Manlio Fabio Beltrones, esté al frente de los senadores priístas.

"Debemos ser políticos profesionales", dijo, al tiempo que aseguró que no cometerá los errores de sus antecesores en la coordinación parlamentaria.

Al priísta no le asusta que su fracción sea la más reducida; adelanta que serán capaces de sacar temas prioritarios con el PAN o con el PRD, según sus conveniencias.

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